Cuando una madre está alimentando a su hijo, no está dándole solamente leche, como siempre se había pensado. Ahora los biólogos se han encontrado con un hecho más profundo, dicen que ella lo está alimentando de energía; la leche es sólo la parte física. Y han llevado a cabo muchos experimentos: se cría un niño, se le da de comer lo mejor posible, todo lo que la ciencia médica haya descubierto. Se le da de todo, pero no se le ama, no se le acaricia; la madre no le toca. La leche se le suministra a través de aparatos mecánicos, se le ponen inyecciones, se le dan vitaminas, todo es perfecto. Pero el niño deja de crecer, comienza a encogerse y la vida empieza a alejarse de él. ¿Qué está sucediendo? Porque se le está dando todo lo que la madre le estaba dando.
En Alemania, durante la guerra, muchos niños pequeños huérfanos fueron colocados en hospitales. A las pocas semanas casi todos se estaban muriendo. La mitad murió aunque se les había proporcionado todo tipo de cuidados; a nivel científico los médicos estaban actuando de la forma correcta, se había hecho todo lo que era necesario. Pero ¿por qué estaban muriéndose los niños? Entonces un psicoanalista se dio cuenta de que necesitaban algo de calor humano, alguien que los abrazara, alguien que les hiciera sentirse importantes. La comida no es un alimento suficiente. Se necesita algo de alimento interno, algo de comida invisible. De modo que el psicoanalista dispuso que cualquiera que entrase en la habitación -enfermera, médico o auxiliar- tenía que pasar por lo menos cinco minutos en la habitación abrazando a los niños y jugando con ellos. Y de repente dejaron de morirse, comenzaron a crecer. Desde entonces se han llevado a cabo muchos experimentos.
Cuando una madre abraza a su hijo, la energía está fluyendo.Esa energía es invisible, la llamamos amor, calor.Algo se transmite de la madre al hijo y no sólo de la madre al hijo, del hijo a la madre también.
Por eso una mujer nunca está tan hermosa como cuando se convierte en madre (biológica o del corazón). Antes, falta algo, no está completa, el círculo está roto.Siempre que una mujer se convierte en madre, el círculo se completa. Le llena una gracia de origen desconocido. Por eso no sólo está alimentando al niño, el niño también está alimentando a la madre.Están felizmente el uno «dentro» del otro.
Y ninguna otra relación es tan cercana. Ni los amantes están tan cerca, porque el niño viene de la madre, de su misma sangre, su carne y sus huesos; el niño es sólo una extensión de su ser. Nunca más volverá a suceder esto, porque nadie puede ser tan cercano. Un amante puede estar cerca de tu corazón, pero el niño ha vivido dentro de tu corazón. Durante nueve meses ha sido parte de la madre, unidos orgánicamente, siendo uno. La vida de la madre era su vida, la muerte de la madre hubiera sido su muerte. Esto continua incluso más adelante: existe una transmisión de energía, una comunicación de energía.